6 oct 2019

De Ciudadanos a Ciudadanía, un cambio necesario

Román Orozco recibe una placa de la Escuela de Ciudadanía de manos de Luis García Montero en la clausura del X Curso


 Por qué hemos actualizado el nombre de nuestra Escuela 


Por Román Orozco*

Verano de 2008. Comida con el poeta Luis García Montero. Repasamos la actualidad. Hay algo que nos tiene sorprendidos e irritados: la derecha más integrista y ultramontana lleva meses con una feroz campaña en contra de una nueva asignatura llamada Educación para la Ciudadanía y los Derechos Humanos.


A iniciativa del entonces presidente socialista José Luis Rodríguez Zapatero, la nueva ley de educación, aprobada en el Congreso de los Diputados un par de años antes, incluye la obligatoriedad de esa nueva asignatura en la enseñanza media, que deberá prestar “especial atención a la igualdad entre hombres y mujeres”.

En un prólogo que escribí meses después para el libro Cómo ser un buen ciudadano, en el que se recogían las conferencias de los “profesores” del primer curso de la Escuela, citaba parte del real decreto que desarrollaba el objetivo de esa asignatura.

En su artículo 3º se dice que “la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) contribuirá a desarrollar en los alumnos y las alumnas las capacidades que les permitan (…) prepararse para el ejercicio de la ciudadanía democrática”. Ciudadanía democrática. Ciudadanos en democracia.

Niñas y niños iguales

Luis y yo comentamos cómo era posible que hubiera padres que salieran a las calles, con algunos curas y obispos al frente, para protestar contra una asignatura que iba a enseñarles a sus hijos “a ser respetuosos, tolerantes, solidarios, dialogantes. Que les enseñarían que niñas y niños, mujeres y hombres, tienen los mismos derechos e iguales responsabilidades”, escribía en aquel prólogo. Que aprenderían los fundamentos de la Constitución. La libertad y la democracia. ¿Acaso no era a esos padres a quienes habría que mandar a la escuela a estudiar esa novísima asignatura de Educación para la Ciudadanía?

¿Por qué no hacemos una escuela para padres, una escuela de ciudadanía a la que acudan “profesores” con demostradas virtudes democráticas, le pregunté a Luis?

Fue el primero en aceptar. Faltaba poner el nombre a esa singular aula que abriría sus puertas en el otoño de ese año en la Biblioteca Municipal Lope de Vega de Manzanares. Faltaba ponerle un nombre. ¿Escuela de Ciudadanía? ¿No parecería un apéndice institucional, una copia del título de la asignatura? Por eso elegí Escuela de Ciudadanos.

Savia nueva, nombre nuevo

Verano de 2018. Diez años después. La Escuela renueva su Junta directiva. Un grupo de mujeres y hombres, más jóvenes que los fundadores de la asociación, entran en la dirección de la Escuela. Aportan savia nueva, ideas frescas. Entre ellas, adecuar el nombre de la asociación a lo que ya es imparable: el lenguaje inclusivo. Aunque los puristas de la lengua mantienen que “el masculino gramatical no solo se emplea para referirse a los individuos de sexo masculino, sino también la clase, esto es, a todos los individuos de la especie, sin distinción de sexos” (Diccionario panhispánico de dudas, RAE). O sea, Escuela de Ciudadanos estaría incluyendo a hombres y mujeres.

Pero expertos en el uso de la lengua, como Alex Grijelmo, director de la Escuela de Periodismo UAM/El País, señalaba por esas fechas que “el feminismo de hombres y mujeres que obran de buena fe ha progresado a costa del lenguaje, porque sus reivindicaciones constituyen un fin superior que no debe detenerse ante daños secundarios, que ni causan víctimas ni son irreversibles”.

El lenguaje inclusivo llegó al Gobierno. La vicepresidente Carmen Calvo, responsable también de las políticas de igualdad, solicitó un informe a la Real Academia de la Lengua que estudiara “la adecuación de la Constitución española a un lenguaje inclusivo, correcto, verdadero y acorde a la realidad de una democracia que transita entre hombres y mujeres”.

Hemos dado el paso. Desde este próximo curso, que iniciamos el 25 de octubre de 2019, somos Escuela de Ciudadanía. Una escuela que, como se ha visto, ha defendido la igualdad de género desde su nacimiento.

Mujeres en la Escuela

Una escuela por la que han pasado numerosas mujeres abanderadas del feminismo: comenzando por Almudena Grandes (primer curso) y finalizando (el curso pasado) con Nuria Varela (Feminismo para principiantes), pasando, entre otras, por Nativel Preciado, Soledad Puértolas, María Antonia Iglesias, Inmaculada Montalbán (magistrada y expresidenta del Observatorio contra la Violencia de Género del Consejo General del Poder Judicial), Carmen Calvo, Magdalena Álvarez, Amelia Valcárcel, Mariola Úrrea, Elvira Lindo, Paula Ortiz, María Guerra….

A todas ellas se sumarán este curso Máriam Martínez-Bascuñán, Marta Sanz y Berna González Harbour. A los que hay que añadir dos destacados hombres que han hecho de la igualdad un objetivo: Miguel Lorente (exdelegado del Gobierno de violencia de género; autor de Mi marido me pega lo normal) e Isaías Lafuente (Agrupémonos todas).

La batalla por la igualdad continúa. No hay que dormirse.


*Román Orozco es director de la Escuela de Ciudadanía


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