28 may 2012

La censura franquista y el Rock & Roll

El régimen franquista censuró el Rock

La Dictadura prohibió la emisión en radio de 4.343 canciones de pop-rock por el supuesto contenido ofensivo de sus letras u otras absurdas motivaciones. No radiables, así se calificaban. 

Entrevista al periodista musical Xavier Valiño, autor del libro "Veneno en dosis camufladas. La censura en los discos pop-rock durante el franquismo"

Portada del libro publicado en la Editorial Milenio
Por Pilar Román 

El régimen de Franco prohibió la publicación de discos como el Blonde on Blonde de Bob Dylan por considerarlo literalmente “ligero y homosexualista”. La canción Heroin de Lou Reed, por su apología a las drogas. Un pitido sustituyó la estrofa que incluía una referencia a “el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo” en la canción American Pie de Don McLean. Cientos de portadas de elepés fueron obligatoriamente retocadas o sustituidas por incluir estéticas amorales, entre ellas la portada del Sticky Fingers de The Rolling Stones, obra del artista estadounidense Andy Warhol… Censura, veto, prohibición. 

El periodista musical Xavier Valiño recoge estos y otros muchos abusos de la dictadura franquista en su libro “Veneno en dosis camufladas. La censura en los discos pop-rock durante el franquismo”, publicado el pasado mes de marzo en la editorial Milenio

Durante 10 años, Valiño realizó un trabajo de investigación minucioso que le llevó a destapar, por vez primera, en el Archivo General de la Administración en Alcalá de Henares los miles de expedientes de la censura franquista contra la música rock. 

Doctorado en Ciencias Políticas y de la Administración, Valiño consiguió además contactar con el único de los cuatro funcionarios vivo encargado de examinar y aprobar (o no) las letras, portadas y canciones de estos discos. 

Xavier Valiño ha respondido un cuestionario que le ha presentado la Escuela de Ciudadanos (EC). 


Xavier Valiño, autor de "Veneno en dosis camufladas"
¿Cómo surgió la idea de llevar a cabo este libro? 

Tenía en casa un par de discos que habían aparecido de forma diferente al resto del mundo, e intuía que la censura había sido la causa. Además, había hecho los cursos de doctorado en Ciencias Políticas y de la Administración y -si quería obtener el Doctorado- tenía que escribir una tesis. Decidí que si lo iba a hacer, tenía que ser algo que me gustase y en lo que no me importase invertir mucho tiempo y recursos. 

Comprobé que se había estudiado mucho la censura en la literatura, en el cine, en el teatro o en los medios de comunicación. Pero nada en la música. Solo habían aparecido testimonios de cantautores censurados, pero nada teniendo en cuenta a quién censuraba el régimen franquista. 

Invertí tiempo y tiempo hasta que di con ellos (los expedientes) en el Archivo General de la Administración, siendo la primera persona que los desempolvaba. 

Al acabar la tesis, me planteé hacerla menos científica y más atractiva para convertirla en libro.

¿Cuál fue la motivación para centrarse exclusivamente en discos de pop-rock? 

Porque es la música que conozco y vengo divulgando desde 1978 cada vez que una canción me emociona.  

A la izquierda la obra censurada de Andy Warhol para el álbum Sticky Fingers de The Rolling Stones. A la derecha la portada que se publicó en España.
En la introducción relata que fue un trabajo de investigación intenso y de varios años, en el que en ocasiones llegó a desesperar. ¿Cuáles fueron los mejores y peores momentos de la elaboración del libro?

Hubo algunos altibajos, en especial cuando aparecían indicios (por suerte infundados) de que alguien podía estar haciendo algo similar. 

Al principio, ni siquiera sabía si habría material para hacer nada. Y cuando, tras muchos intentos de encontrar las portadas censuradas, éstas seguían sin aparecer en los archivos, también pensé que habría que dejarlo.

Los mejores momentos de la elaboración del libro: cuando desempolvé el primer parte de los censores; cada vez que descubría un caso de una portada nueva que había sido censurada; y cada vez que localizaba y compraba uno de esos discos censurados. Porque en estos diez años acabé comprándolos todos, unos 300, salvo cuatro que aún se me resisten y no son nada, nada fáciles de conseguir:

-  Pawn Hearts de Van der Graaf Generator
- Shades of a Blue Orphanage de Thin Lizzy
- Can't Buy a Thrill de Steely Dan (edición internacional)
- Fauna & Cemento de Flora (edición original italiana)

La labor de censura, según comenta en su libro, fue realizada por cuatro funcionarios. Llegó a contactar con el único que todavía vive. ¿Cómo fue este encuentro? ¿Qué piensa actualmente del trabajo que tuvo que realizar años atrás?

En los partes aparecían cuatro nombres, así que llamé a todos los teléfonos de Madrid con esos apellidos. Solo quedaba uno vivo y que podía aportar su testimonio. Se prestó a hablar, aunque después ya no quiso repetirlo con una segunda persona que quiso obtener su testimonio.

Nuestro encuentro fue en la Biblioteca Nacional en el 2003, donde aún trabajaba, un año antes de jubilarse. Me trató bien y contestó a todo, sin más, simplemente correcto. Incluso hizo un par de correcciones por correo electrónico sobre los datos de la biografía de sus tres compañeros. 

No vi que le diera mayor importancia al trabajo que había realizado como censor, ni tampoco que considerase que debía olvidarlo. En su momento lo entendió como un trabajo extra por las tardes con el que ganar un dinero que no le iba nada mal. 

A la izquierda la portada original censurada del grupo español Los Brincos. A la derecha, la portada autorizada.
¿Cuáles eran las pautas-normas que seguían a la hora de censurar los discos

No hubo nunca un criterio claro. (Los funcionarios) Tenían que interpretar lo que se esperaba de ellos, con lo que su trabajo era totalmente arbitrario

Para la censura cinematográfica se dictaron dos códigos, pero para la música no hubo nada. Un lector (funcionario) censuraba una canción y luego, para editarse en otro disco, otro lo autorizaba. El superior podía censurar algo a lo que el lector había dado el visto bueno o viceversa. 

Al final, dividí todos los partes de los censores en cuatro apartados: moral (erotismo, relaciones íntimas, pornografía, masturbación, masoquismo, prostitución, homosexualidad, palabras malsonantes, desnudos, actividades indecorosas); político (antimilitarismo, críticas a las fuerzas de seguridad y los poderes del Estado, a la política española y a la política estadounidense, canciones subversivas, comunismo, anarquismo); social (drogas, movimiento hippy, marginación, delincuencia, racismo, buen gusto, crítica social, imagen inapropiada) y religioso

¿Qué es lo que más le sorprendió de ese método de censura? 

Lo más sorprendente ha sido leer los comentarios de los censores y ver las tropelías que se cometieron con las carpetas de los discos, algunas verdaderamente geniales e inimaginables.

En cuanto a los censores, me llamó la atención que se sentían más preocupados por dejar pasar algo por lo que su superior les podía llamar la atención, que por sostener los principios del régimen franquista.

Y todo sucedió justo a partir de 1966: mientras en todos los otros ámbitos se dio una cierta apertura, en la música empezaron a ser mucho más estrictos y a controlarlo todo. Aunque coincide también con una mejora económica de la sociedad que pasa a consumir discos y aparatos reproductores, al tiempo que se editan álbumes con cierta regularidad. 

A la izquierda portada original censurada del álbum "Virgin Killer" de Scorpions. A la derecha, la portada autorizada en España.
Además del Estado, en un capítulo de su libro habla sobre la Iglesia y las compañías discográficas como otros organismos que ejercían la censura. ¿Cuáles eran sus principales fundamentos para vetar discos? 

Es difícil llegar a saberlo, puesto que no tenían pautas. La Iglesia tenía sus propios censores y, por lo que respecta a la música, solo he encontrado un parte en el que piden el asesoramiento del ‘censor eclesiástico’.

De todas formas, no es difícil sospechar qué les movía a hacer su trabajo y que se puede resumir en los mandamientos del cristianismo. 

En cuanto a las empresas discográficas, como no corrían ningún riesgo enviando todo a censura, ya que no estaba castigado, generalmente lo remitían sin más. A menos que dentro hubiese alguien con simpatía al régimen y decidiese no editar algo por su cuenta.  

¿Qué interés podría tener una compañía discográfica en autocensurarse? 

Lo que entendemos como ‘autocensura’ propiamente dicha -que una compañía no edite algo estimando que es pernicioso, inmoral o algo así- casi no se dio en este ámbito por lo que acabo de decir. 

Sin embargo, hay que diferenciar esto de la autocensura como término que empleó entonces la Administración. La discográfica podía remitir los textos y las carpetas ya ‘autocensuradas’. Es decir, habían estudiado (el disco) y entendían que debía ser publicado porque no veían ninguna razón para prohibirlo. Por supuesto, como por ahí podían colar cualquier cosa, el censor lo revisaba igual. Excepto para los temas instrumentales, en el que daban por buena la autocensura de la compañía discográficaEn el expediente se decía que “se aceptan como autocensuradas, a reserva de la audición del disco”.

La edición de Je t’aime mois non plus de Serge Gainsbourg y Jane Birkin, se editó sin problema en España porque fue presentada como instrumental. Una vez publicado el disco -tras descubrirse los gemidos de Jane Birkin al ser radiada- fue retirado de la circulación. 

A partir de ahí, además de visar las letras de las canciones, los censores tuvieron que escucharlas.

La portada del Beggars Banquet de los Stones antes y después de la censura.
¿Eran conscientes las multinacionales de que sus filiales españolas sufrían o eran partícipes (según el caso) de esta criba musical? 

Pienso que en muchos casos ni se enteraron y, si lo hicieron, tampoco les importó mucho. Ya que solo les preocupaba la parte comercial y lo otro, quedaba en manos de sus filiales españolas, que eran las que permitían las tropelías, las que negociaban con la Administración, las que decidían cómo intentar engañarles o transigían con lo que se les pedía… 

Por el contrario, los artistas españoles o sus discográficas sí que se enteraron en buena parte de lo que sucedía.

¿Existía algún tipo de "picaresca" por parte de las discográficas y/o editoriales a la hora de intentar pasar la censura? 

Sí, enviar los textos mal traducidos, a propósito, o sin traducir era uno de los subterfugios más habituales empleados por las compañías discográficas.

De todos los ejemplos de censura en letras que ha encontrado ¿cuál le ha llamado más la atención? ¿Y cuál le ha parecido la más absurda? 

Me quedo con un parte (expediente) de un censor del que saqué el título del libro. Este censor desconfiaba de un cantante, pero no encontraba nada en sus textos por lo que escribió lo siguiente en su parte: “en éstas y en casi todas las letras de Manuel Gerena hay una sibilina alusión vengativa contra algo: ¿los políticos? ¿los que mandan? ¿los patrones? El veneno va en dosis camufladas”. 

Como ejemplo de lo absurdo, el caso del grupo español Doctor Pop que en 1974 editó un single titulado Sofía, que hablaba de una joven que se divertía por la noche.

A la izquierda portada original del single "Sofia". La censura cambió el nombre a "Lucia"

Tuvo que ser retirado del mercado y regrabado por la banda para ser editado de nuevo. El régimen franquista entendió que alguien podría interpretar que la letra aludía a la futura Reina de España, de nombre Sofía. Se cambió el nombre de Sofía por Lucía, tanto en la portada como en la letra de la canción. Así de sencillo. 

¿Y en el caso de las portadas? 

Es imposible escoger entre tanta gloriosa tropelía, pero pongo dos ejemplos. El primero, el recopilatorio del grupo alemán Embryo titulado The Classic German Rock Scene, que era una recopilación de su segundo y tercer disco (Embryo’s Rache de 1971 y Father, Sons & Holy Ghosts de 1972). Tuvo que ser retocado en su contraportada y las etiquetas del vinilo.

Embryo’s Rache no se editó en España en 1971 porque contenía una canción en la que el grupo se mostraba a favor de España pero en contra del régimen vigente, con el título “Espagna Si, Franco No”.

La banda fue invitada en la primavera de 1972 por el Instituto Goethe a realizar una gira de cuatro semanas por España, Portugal y Marruecos. Los conciertos españoles tuvieron que ser suspendidos cuando se entregó a las autoridades competentes el listado de canciones a interpretar, entre ellas “Espagna Si, Franco No”.

En 1975, al pretender editarse en España el recopilatorio The Classic German Rock Scene, se impuso la condición de eliminar del título de la canción “Franco No” para quedar finalmente como “Espagna Si”.

Pero al lector (funcionario) de turno se le pasó por alto claramente una frase de la carpeta interior donde la banda explicaba el veto que había sufrido: “Los dos conciertos españoles tuvieron que ser cancelados porque las autoridades se tomaron como una ofensa la canción Espagna Si, Franco No”.

Años después, el grupo retituló la canción como “Spain Yes, Franco Finished” (traducible como “España sí, Franco muerto”).

Otro caso sería el del disco titulado Mama Rock and the Sons of Rock’N’Roll (La Madre Rock y los hijos del Rock'N'Roll). Se trataba de un recopilatorio de grupos alemanes que tenía en su portada una joven desnuda de espaldas en la que lo más visible era un enorme trasero.

Portada original sin censura
En España se optó, para obtener su autorización, por retocar esa imagen convirtiendo la parte comprometida en el trasero de un elefante, con su correspondiente cola, y cambiándole también las piernas por las patas de un paquidermo. La mujer quedaba convertida en un ser mitad mujer, mitad elefante, y la naturaleza del diseño en algo incomprensible. La Madre Rock de la escena alemana, a la que hacía referencia el título, pasaba a carecer totalmente de sentido.

Portada autorizada editada en España
¿La censura era igual o más dura en el caso de artistas nacionales que extranjeros? ¿Influía también si tenían más o menos éxito entre el público?

Estoy casi seguro de que no hubo especial ensañamiento con ningún artista porque a la mayoría entonces ni los conocían y, además, era todo censurable y totalmente arbitrario. 

Valiño y la música

Su grupo favorito: The Beatles (uno de ellos)

Discos en su colección: más de 10.000

Vinilo, CD, Mp3 o Casete: Vinilo por fetichismo; CD por su sonido; Mp3 por la inmediatez; y Casete por ser parte indispensable de su educación musical.

Su primer single: “Smash It Up” de The Damned

Sus primeros LPs: End of the Century de Ramones; London Calling de The Clash; y el debut de The Pretenders.  

Un concierto que le marcó: Neil Young en el estadio de Riazor de A Coruña (8 de julio de 1993). 

Biografía de Xavier Valiño

Nace en 1965 en Cospeito (Lugo). Colabora desde finales de los años 70 en distintos periódicos, revistas musicales, portales de Internet, emisoras de radio y programas de televisión. Actualmente, colabora en la Radio Gallega y en las revistas Ruta 66, Mondo Sonoro y Zona de Obras. 

Mantiene dos páginas web de temática musical: Ultrasónica y Similarrock. Coordina el ciclo Doc Music en el Festival Cineuropa de Santiago de Compostela. Ha escrito otros tres libros: Rock bravú; El gran circo del rock: Anécdotas, curiosidades y falsos mitos; y Retratos pop. Conversaciones con...

Veneno en dosis camufladas: La censura de los discos pop-rock durante el franquismo

Editorial Milenio
528 páginas
48 €

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