Michael Robinson junto a un nutrido grupo de alumnos del Instituto Álvarez de Sotomayor de Manzanares |
La crónica
El exfutbolista y comentarista inglés habló en la Escuela de Ciudadanos de “La cara humana del deporte”
Michael Robinson:
“Si hago trampas, pierdo lo único que tengo, que soy yo”
Michael Robinson y Román Orozco, director de la Escuela de Ciudadanos |
“La victoria y la derrota son dos impostores que nos invaden la vida”
“Con órdenes no aprendemos, solo cumplimos instrucciones”
“Cuando te ofreces y lo intentas, estás blindado ante el fracaso”
“Aprendí de la vida a través de las emociones del fútbol”
Robinson |
Texto: Juanjo Díaz-Portales; Fotos: Díaz-Portales y Lola Román
Con la misma cercanía y bonhomía que transmite a través de la pequeña pantalla y de la radio cuando comenta partidos de fútbol o nos enseña otras facetas del deporte y de sus protagonistas, Michael Robinson habló el viernes 11 de marzo en la Escuela de Ciudadanos de “La cara humana del deporte”.
Las emociones, valores y actitudes de los deportistas estuvieron presentes en una amena conferencia cargada de reflexiones, vivencias y divertidas anécdotas con las que el exfutbolista inglés invitó a desterrar de nuestras vidas las ansias de ganar. “Si queremos ganar a toda costa, caeremos derrotados y en las trampas, y si hago trampas pierdo lo único que tengo, que soy yo”, afirmó.
Su propia historia personal, la del niño que creció jugando al fútbol en un barrio obrero de Liverpool y que hizo realidad el sueño de jugar en Anfield con los “reds”, fue el hilo conductor de la lección de vida que Michael Robinson, con su peculiar estilo y sentido del humor, impartió ante el heterogéneo público que acudió en la tarde noche del viernes a la Casa de Cultura de Manzanares y con el que al finalizar el acto compartió amablemente una larga sesión de fotografías.
Ganadores y perdedores
Su forma de ser, esa que le hace empatizar con quienes se sienten derrotados en el mundo de ganadores y perdedores que “yanquilandia” y Hollywood han creado, tiene su raíz en el entorno familiar en el que se crió, “privilegiado”, según dijo, por tener unos padres que le daban consejos y que le amaban, que le hicieron ver que podía ser lo que quisiera ser.
“Con órdenes no aprendemos, solo cumplimos instrucciones”, explicó Robinson al recordar al niño que, gracias a creer en sí mismo dándolo todo, quiso esquivar el futuro de los “gladiadores” que veía por la ventana cuando iban a trabajar a las minas y a las fábricas. “Esquivé el trabajo y sigo haciéndolo, porque no he dado un palo al agua en mis 57 años”, bromeó para quitar dramatismo.
Robinson provocó la sonrisa de los presentes en la conferencia |
El comentarista deportivo aderezó sus reflexiones con divertidas anécdotas y mantuvo al público atento de principio a fin. Los asistentes descubrieron en Robinson, a través de sus emociones en diversas situaciones de su carrera, esa otra cara del deporte que menos trasciende, la que nos enseña de otros deportistas, muchas veces anónimos, en programas como Acento Robinson en la radio e Informe Robinson en televisión.
El sufrimiento
Michael Robinson dijo haber aprendido de la vida a través de las emociones del fútbol. Habló de lo que sienten, sufren y piensan los futbolistas; del pánico ante su debut con el Liverpool, donde nuevamente ahí estaba su padre para aconsejarle; del miedo a lanzar un penalti en la tanda con la que se decidía la final de la Copa de Europa de 1984 en Roma ante los anfitriones, o de su preocupación por el sufrimiento del romano Graziani al fallar el lanzamiento decisivo que dio el título a los ingleses.
Y fue ahí donde reflexionó sobre la dicotomía entre ganar y perder. “La victoria y la derrota son dos impostores que nos invaden la vida” dijo. Por ello planteó, tanto para la vida como para el deporte, el disfrutar y dar todo lo que se tiene, sin importar si se gana o se pierde. “Cuando te ofreces y lo intentas, estás blindado ante el fracaso”, le enseñó su padre, que así protegió a Michael para el resto de su vida, según reconoció en Manzanares.
Según el exfutbolista, los jóvenes deben aprender que “si queremos ganar a toda costa, caeremos derrotados, porque acabaremos cayendo en las trampas, en el doping, en la corrupción…”. Por eso, cuando le pidieron que se tirara en el área para provocar penaltis, él se negó. “Yo no defiendo solo a mi equipo, defiendo mi apellido y mi persona. Si hago trampas, pierdo lo único que tengo, que soy yo”, explicó a modo de ejemplo de la decencia que debería imperar tanto en el deporte como en el resto de ámbitos de la vida. Por ello intenta con la AFE (Asociación de Futbolistas de España) que los futbolistas se conciencien y se evite esa mala imagen del fútbol español que, por otro lado, está en la vanguardia internacional por su juego, según reconoció.
Aspecto del salón de actos de la Casa de la Cultura |
Llegada a España
Los momentos más divertidos, para los que el ponente no dudó en gesticular puesto en pie, los protagonizó al contar los avatares de su llegada a España, cuando aceptó la peor oferta que tenía sobre la mesa y recaló en un Osasuna al borde del descenso y que finalmente se salvó, aunque Robinson, humildemente, olvidó decirlo. “Fue la mejor decisión que he tomado en mi vida”, afirmó después de las risas motivadas al revivir anécdotas relacionadas con su desconocimiento del idioma y con su agnosticismo en un club, el navarro, vinculado al Opus Dei.
La charla de Robinson en Manzanares concluyó con un participativo turno de preguntas, algunas de ellas hechas por jóvenes y adolescentes. Entre otras cosas, Robinson contestó que Messi “es discreto y un buen embajador del fútbol”.
El VIII Curso de la Escuela de Ciudadanos que dirige el periodista Román Orozco, que cuenta con el apoyo del Área de Cultura del Ayuntamiento de esta ciudad, de la Diputación Provincial de Ciudad Real, de Unicaja y de la Cadena Ser, continuará en abril con un debate protagonizado por los periodistas Jesús Maraña e Ignacio Escolar.
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