Hacia un pacto para salvar la política
E.C.
María Gámez es una de las figuras más destacadas del socialismo andaluz, a pesar de su juventud. Ha ocupado importantes cargos en su provincia natal, Málaga, y actualmente es Portavoz del Grupo Socialista en el ayuntamiento de la capital, y vocal de la Ejecutiva Federal del PSOE.
Gámez, licenciada en Derecho y funcionaria de carrera, se suma hoy con este artículo al debate abierto por la Escuela de Ciudadanos sobre la necesidad de los políticos. La socialista malagueña concluye que "es necesario un pacto entre los principales partidos que corrija los mas destacados males que desprestigian la política".
En anteriores entregas hemos publicado artículos de José María Alfaya, animador cultural y músico; Eduardo Sotillos, periodista, exportavoz del primer Gobierno de Felipe González; Miguel Ramírez Muñoz, Coordinador Provincial de IU en Ciudad Real; Pedro María Castellanos, Delegado de UPyD en Manzanares (sede de la Escuela de Ciudadanos); Juan Rodriguez Rubio, presidente de Liberales Independientes por Manzanares (LIM); y la socióloga Victoria Pozas Escabias.
Animamos a nuestros lectores y a los dirigentes de los partidos y organizaciones sociales a aportar sus opiniones a este interesante debate.
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La necesidad de una política necesitada
Si esperas que la política resuelva tus problemas, y la cohorte neoliberal se empeña en sesgar tus derechos, es lógico dar la espalda a quien te produce este perjuicio
La distancia entre electores y elegidos sólo deja espacio para la proliferación de totalitarismos y populismos muy poco ventajosos para el interés general
Es necesario un pacto entre los principales partidos que corrija los más males que desprestigian la política
La distancia entre electores y elegidos sólo deja espacio para la proliferación de totalitarismos y populismos muy poco ventajosos para el interés general
Es necesario un pacto entre los principales partidos que corrija los más males que desprestigian la política
Por María Gámez (*)
Son tantos los pilares que cimbrean esta gravísima crisis económica y financiera que resulta evidente que una de sus consecuencias mayores y más grave es la desafección hacia la política que las sociedades democráticas, en general, y la española en particular está manifestando día a día.
La realidad es tozuda y pone de manifiesto a tenor de los datos de los últimos parámetros que se derivan de los estudios demoscópicos del CIS que la política o la clase política se convierte en una preocupación, cuando no en un problema, al ocupar un lugar preeminente en el orden de prelación del resultado ante las cuestiones planteadas en la macroencuesta.