12 may 2021

El hombre apacible

 

Román Orozco junto a Caballero Bonald

 José Manuel Caballero Bonald: “Tengo el ánimo apacible, pero antes de leer los periódicos, porque cuando me entero de todos los desmanes, desvaríos, injusticias que se cometen por ahí, también puedo estar indignado, o sea cabreado”.


Presentación a cargo de Román Orozco de la conferencia ofrecida por José Manuel Caballero Bonald en el III Curso de la Escuela de Ciudadanos:

El hombre apacible

Por Román Orozco, director de la E.C.

Iniciamos hoy (15 de octubre de 2010) el III Curso de la Escuela de Ciudadanos. Un curso que finalizará cerca del mes de mayo, cuando, como saben, se celebrarán elecciones municipales. Creo que será bueno que aprovechemos este tiempo para debatir sobre los problemas que tenemos, que son muchos. Esa es una de las finalidades de esta Escuela, debatir sobre los problemas que nos acucian.

Un año que va a estar, como el año pasado o quizás todavía peor, muy marcado por la crisis. Una crisis cuya principal factura está siendo pagada por los de siempre, los trabajadores, los parados, los pensionistas…

Una crisis que se pretende salvar con más recortes de los derechos sociales y laborales, derechos que tantas décadas, y en ocasiones tanta sangre, costaron a la clase trabajadora. Ayer mismo escucharían ustedes al presidente del patronal decir que la única salida a esta crisis es trabajar más y cobrar menos. Curiosa receta. De esos y de otros problemas hablaremos aquí durante este año.

Por el momento, esta noche hablaremos de compromiso y literatura.

María José, una asidua de esta biblioteca, que forma parte del Club de Lectura, decía hace unos días, cuando le preguntaron por el conferenciante de hoy, José Manuel Caballero Bonald, que los ciudadanos tendrían que venir a escucharle “porque ya está en los libros de texto, en los libros de historia de la literatura”.

Por ello, por estar aquí esta noche, les doy las gracias a todos los que han venido a escucharle. Pero sobre todo le doy las gracias a Caballero Bonald y a su esposa, Pepa Ramis, que han aceptado acercarse hoy a este pueblo manchego, a pesar de que los años cada vez pesan más.

Por esta Escuela han pasado ya algunos de los escritores más reconocidos en España, Almudena Grandes, que acaba de publicar nuevo libro, Inés y la alegría, Soledad Puértolas, Nativel Preciado, Javier Reverte o Luis García Montero.

Todos ellos son grandes escritores, pero Caballero Bonald es algo más que un gran escritor. Como decía María José, es un escritor que ya está en los libros de texto. Es decir, es ya una figura consagrada, que ocupa un destacado lugar en el mundo de las letras en lengua española.

No les voy a dar muchos detalles de la amplísima biografía de Caballero Bonald. Entre otras razones, porque tienen ustedes un folleto, editado por la Biblioteca, en donde se recuerdan sus principales libros, sus poemas, sus novelas, sus ensayos, escritos a lo largo de 60 años de intensa vida literaria.

Baste decir que nació en Jerez en 1926. A los 25 años, se marchó a Madrid. Desde entonces a hoy ha estado trabajando en su gran pasión: escribir.

Su primer libro, el poemario Las Adivinaciones, apareció en 1952. Luego fueron saliendo más libros: de poemas, como Las horas muertas, Descrédito del héroe o Manual de infractores o novelas, como Dos días de septiembre, Ágata, ojo de gato y En la casa del padre. También ha cultivado el ensayo y las memorias, como la monumental Novela de la memoria. Es autor de numerosos artículos, y de una extensa obra dedicada al flamenco.

Toda esa ingente obra literaria le ha hecho merecedor de los premios más importantes que se conceden en España: el Premio Nacional de las Letras Españolas por el conjunto de su obra, el Premio Nacional de Poesía, el García Lorca, el Reina Sofía, y nada menos que en tres ocasiones el Premio Nacional de la Crítica, ganado en dos ocasiones como poeta y una vez como novelista. (1)

En Novela de la memoria, un volumen de casi mil páginas, que recoge los dos tomos previos Tiempo de guerras perdidas y La costumbre de vivir, cuya lectura les recomiendo, narra con maestría sus años escolares en Jerez, luego en Cádiz, en Sevilla y su arribo a Madrid en los años 50.

En Madrid entra en contacto con otros poetas, como Ángel González, Gil de Biedma, Carlos Barral, José Ángel Valente, a los que se conocerá como el Grupo del 50.

A lo largo de su vida, Caballero Bonald ha conocido, tratado y mantenido amistad con los mejores escritores en lengua española. La lista sería muy larga. Yo empecé a hacerla cuando leí sus memorias y tuve que parar. Para que se hagan una idea, Caballero Bonald ha sido amigo de media docena de premios Nobel: Aleixandre, Cela, Saramago, García Márquez, Vargas Llosa, incluso de un escritor poco conocido en España, el nigeriano Wole Soyinka.

También trabó amistad con otros grandes escritores, como Alberti, Celaya, Buero Vallejo, los Goytisolo, José Hierro, Bergamín, Blas de Otero, Sánchez Ferlosio. En América Latina, en donde vivió algunas temporadas (Colombia, Cuba) conoció a Juan Rulfo, Octavio Paz, Carlos Fuentes, Lezama Lima, Carpentier, Nicolás Guillén...

Pero Caballero Bonald, además de un gran escritor, ha sido un hombre preocupado por lo que pasa a su alrededor. Cuando llegó a Madrid, tomó conciencia de que vivía en una dictadura y se sumó a los jóvenes escritores e intelectuales que luchaban contra esa dictadura.

Por organizar homenajes a Antonio Machado, primero en Francia y luego en Baeza, fue detenido y pasó un mes en la cárcel de Carabanchel. En 1975, formó parte del grupo fundador de la llamada Junta Democrática. Fue procesado por el Tribunal de Orden Público. Ya en democracia, dedicó más tiempo a la literatura que al activismo político.

Para terminar, quiero recordar lo que Caballero Bonald le comentaba al periodista Juan Cruz, hace unos meses, con motivo de la presentación de sus memorias. Normalmente, afirmó el escritor, “tengo el ánimo apacible, pero antes de leer los periódicos, porque cuando me entero de todos los desmanes, desvaríos, injusticias que se cometen por ahí, me siento abrumado, afecta a una especie de hipersensibilidad que tengo muy a flor de piel, que me conmueve y me amarga la vida, de modo que, en lugar de tranquilo, también puedo estar indignado, o sea cabreado”.

Tiene la palabra Caballero Bonald que nos va a hablar de cultura literaria y compromiso.

 

(1) El Premio Cervantes le sería concedido dos años más tarde, en noviembre de 2012.

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