La responsabilidad de ser ciudadanos
E.C.
Continuamos el debate sobre le necesidad, o no, de los políticos. En esta ocasión, con un artículo de Miguel Ramírez Muñoz, Coordinador Provincial de IU Ciudad Real.
Para Ramírez, si los ciudadanos no actúan y participan en la gestión de su ciudad, serán sustituidos por quienes sí “tienen claros sus intereses, objetivos y fines, como ya estamos viendo con la irrupción de las grandes empresas en todos los aspectos de la vida pública española”.
En anteriores entregas, hemos publicado los artículos de Pedro María Castellanos, Delegado de UPyD en Manzanares (sede de la Escuela de Ciudadanos), Juan Rodríguez Rubio, presidente de Liberales Independientes por Manzanares (LIM) y la socióloga Victoria Pozas Escabias.
Reiteramos nuestra invitación al resto de formaciones políticas, pero también a los ciudadanos en general, a que participen con sus artículos y comentarios en este debate.
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Sobran determinadas políticas,
no políticos
Solo en sociedades esclavistas o de castas se puede entender la discriminación entre sociedad y polis, entre quienes trabajan y acatan y los que ejercen el poder político
Es infantiloide e irresponsable descargar la culpa de lo ocurrido en nuestro país sobre los polític@s, como si no hubieran llegado al poder por el voto del pueblo
El primer paso para recuperar nuestra democracia, es aceptar la responsabilidad de ser ciudadan@
(*) Por Miguel Ramírez Muñoz
Invitado a participar en este nuevo debate en la Escuela de Ciudadanos, lo hago a pesar de que pudiera ser acusado de hacer un escrito de parte, al fin y al cabo soy representante de una organización política, y no sería la mía una opinión muy objetiva, pero aún así no he querido faltar a esta oferta por parte de la escuela.
Una vez leída la aportación de Victoria Pozas, que suscribo casi en un 100%, sí creo que mi aportación debe ir en el sentido original de esta Escuela de Ciudadanos, que es la de recordarle a la sociedad que nada le es ajeno y nada está predestinado, y todo depende de la continua correlación de fuerzas entre una sociedad organizada para defender el interés general y quienes tratan de confundir el bien común con el de su cartera de valores.
El ser humano y la política
Considerando que en una sociedad mínimamente culta, educada y avanzada políticos somos todos los que habitamos en ella, tengo que disentir de quienes desde una posición de ciudadanía pretenden establecer una disfunción entre el ser humano y el ser político.
Solamente en sociedades esclavistas o de castas, se podría entender esa discriminación entre sociedad y polis, entre quienes son parte del semoviente (que trabajan y acatan, pero no participan ni deciden), y quienes pueden aspirar al ejercicio del poder político y tienen capacidad de influir y decidir en el mismo.
No en vano, la reforma parlamentaria de la presidenta de Castilla-La Mancha, Dolores de Cospedal, por la cual los representantes de los ciudadanos dejan de serlo de dedicación exclusiva, para compatibilizarlo con actividades privadas, supone en un principio que sólo quienes tengan independencia económica podrán dedicarse a la actividad parlamentaria. O que se dediquen a la labor de representantes de los ciudadanos aquellos aupados por los poderes corporativos, gremiales o financieros.
Como ven, en ningún caso estos “políticos” responderán al deber constitucional y legal de ser representantes de la sociedad, salvo que sea una Sociedad Anónima o mercantil.
Jaleados por el pueblo
Considero también de un talante infantiloide e irresponsable el descargar toda la culpa de la ocurrido en nuestro país sobre los “polític@s”, como si estos no hubieran llegado al poder precisamente por el voto del pueblo, incluso no pocas veces jaleados a pesar de conocerse sus corruptelas.
Jesús Gil, entre otros, cosechó varias mayorías absolutas consolidadas en Marbella por los mismos que lo vitorearon y adoraron, y que solamente lo repudiaron cuando reventó la burbuja de la realidad que se negaban a ver.
La sociedad debe aceptar con carácter inmediato que ha sido su desvinculación de la participación activa en la vida política, la que ha favorecido la degradación de nuestra democracia y su extrañamiento, convirtiéndola en rehén de los poderes financieros y corporativos.
La solución, en la Constitución
El papel lo soporta todo. De hecho, con la Constitución española (CE) en la mano y aplicando sus artículos, se pueden solucionar los principales problemas económicos y sociales que sufrimos.
Cuando la CE habla de que la riqueza nacional está sometida al interés general, no hay margen legal ni para amnistías fiscales, ni para evasiones de capital, ni presiones del poder financiero; al igual que cuando habla del derecho y deber de trabajar no hay excusa para no desarrollar una política del pleno empleo, y del deber de tod@s a contribuir con nuestro trabajo a la mejora social de nuestro país.
Leyes tenemos. Simplemente falta el coraje político de llevarlas hasta sus últimas consecuencias. Y debe ser la sociedad organizada, participada e implicada la que dirija los poderes políticos para hacer cumplir la Ley.
Sociedad y democracia
Podría ser tachado de ingenuo por esta afirmación, pero sin sociedad consciente de su poder de transformación social y política, ni hay democracia, ni hay sociedad, ni hay nada que se le parezca.
Como verán, lo que sobran, y hay que extirpar de una manera urgente, son todos aquellos discursos y mensajes populistas tendentes a que la democracia es insostenible económicamente, y para ello se necesita de una mayor implicación ciudadana en la vida política. Si los actuales partidos, sindicatos y tejido social no satisface las necesidades de la ciudadanía, siempre se pueden crear otros o ayudar a su transformación.
Como ya dijo Rousseau, ciudadano es aquel que participa en la gestión de su ciudad, y si estos ciudadanos no existen, serán sustituidos por quienes si tienen claros sus intereses, objetivos y fines, como ya estamos viendo con la irrupción de las grandes empresas en todos los aspectos de la vida pública: sanidad, educación, servicios sociales, medios de comunicación, transportes, incluso en la planificación del territorio y del medio ambiente.
Los beneficios del poder
Es precisamente la ausencia de polític@s, de gente como usted y como yo, la que ha permitido que los grandes círculos de decisión estén copados por quienes si han tenido claro que solamente desde el ejercicio del poder, se pueden obtener enormes beneficios.
Que tiempos estos en los que hay que luchar por lo evidente, que tiempos estos en que una sociedad que no se empodere, no puede aspirar a una mejor democracia. Como dice Julio Anguita, el primer paso para edificar la República, es crear republicanos. El primer paso para recuperar nuestra democracia, es aceptar la responsabilidad de ser ciudadan@.
(*) Miguel Ramírez Muñoz es Coordinador Provincial de IU Ciudad Real
Enlace con el artículo de UPyD
Enlace con el artículo del LIM
Enlace con la presentacion del debate
Comparto la opinión de que si son necesarios los políticos, pero deberian ser claros y públicos sus salarios, dietas, y condiciones para el final de su vida política, que desde luego debería ser como la de todos los ciudadanos sin otros privilegios.
ResponderEliminarLa realidad es que hoy la consideración (según encuestas) de los ciudadanos hacía nuestra clase política es francamente mejorable. Diego Carrión