Aspecto del salón del Castillo de Pilas Bonas durante la conferencia de la Defensora del Pueblo, Soledad Becerril |
La justicia en primavera
“Es triste que haya politicastros que entiendan el ejercicio de cargos públicos con los golpes de mando de un cortijero”
“La Escuela de Ciudadanos es hoy es una acción cívica reconocida fuera de nuestra región, una semilla ilustrada en donde antes había demasiado barbecho”
Por Blas Villalta (*)
Por muy duro que sea un invierno, y los ha habido muy largos en la historia de nuestro país, siempre acaba cediendo al empuje cíclico de la primavera. Desde la distancia oceánica que me separa de mi tierra, me llegan por diversos medios fotos de la cebada espigando, de los almendros en flor, de los colores de caramelo con que se empieza a vestir el campo manchego. Pero me llega también una noticia que sopla más fuerte que el aire nuevo de la primavera: la Escuela de Ciudadanos de Manzanares ha ganado el recurso que interpuso contra el Ayuntamiento por negarse éste desde 2011 a cederle las instalaciones municipales para sus actividades.
Así lo dictaminó el magistrado del Juzgado de lo Contencioso-Administrativo nº1 de Ciudad Real, que condena al actual Ayuntamiento a “ceder locales municipales” cuando la Escuela lo solicite. El magistrado considera “nulas las denegaciones del uso de locales por vulneración del derecho fundamental de asociación, en su vertiente de su normal actividad”. Es una buena noticia, para la Escuela de Ciudadanos, para los vecinos de Manzanares y su comarca, y en general para la cultura de nuestra región. Que a estas alturas del siglo aún haya politicastros que entiendan el ejercicio de cargos públicos con los golpes de mando de un cortijero, es muy triste, pero hemos de confiar en que esas actitudes, esta primavera más que nunca, tienen los días contados en nuestra sociedad.
Una iniciativa sobresaliente
La Escuela de Ciudadanos de Manzanares es la iniciativa pública más sobresaliente que ha acaecido en nuestros pueblos en las últimas décadas. Que alguien de la talla periodística de Román Orozco pusiera sus esfuerzos en una iniciativa así, en un lugar como Manzanares, es doblemente encomiable. Quién iba a imaginar que, pocos años después, habrían paseado por Manzanares, y disertado junto a sus vecinos, personalidades tan relevantes en la cultura y la política de España. Siguiendo la recta línea de una vocación ilustrada, Román Orozco, junto a Julián Monteagudo y algunas otras personas generosas de nuestro entorno, fundaron en 2008 la Escuela de Ciudadanos, dando a la palabra ‘ciudadanía’ el valor que en ese momento necesitaba.
Aristóteles decía que somos “animales ciudadanos”, pues “sólo el hombre, entre los animales, posee la palabra”. Y en estas máximas se fundamenta el hecho de que se haya hecho tan grande lo que en un principio fue una iniciativa modesta, que buscaba llenar de significado el ‘sentirse ciudadano’, cuando una asignatura tan cívica y saludable como Educación para la Ciudadanía estaba siendo atacada ferozmente por sectores retrógrados de la sociedad española. En el primer curso, Almudena Grandes, Miguel Ríos, Miguel Ángel Aguilar, Nativel Preciado, Luis García Montero y Javier Reverte reflexionaron en voz alta sobre cómo ser un buen ciudadano. En los años sucesivos siguieron dando vueltas al concepto de ciudadanía, de pertenencia cívica a la comunidad, personalidades cuyo solo nombre nos explica tanto de la historia reciente de nuestro país: artistas como Víctor Manuel o el Gran Wyoming, escritores como Caballero Bonald o Soledad Puértolas, periodistas como Carles Francino, Pepa Bueno, Iñaki Gabilondo, Juan Cruz o El Roto. Pero también juristas y políticos. Pasaron por Manzanares ministros de todos los partidos que gobernaron desde que recuperamos la democracia: desde Soledad Becerril, Carlos Solchaga o Manuel Pimentel a Ángel Gabilondo. También se celebraron varios debates con políticos de todas las formaciones con representación nacional. Los dos últimos cursos los cerraron españoles reconocidos universalmente: Federico Mayor Zaragoza y Baltasar Garzón.
Concejal provinciano
Aquí está el nivel, Manzanares en el mapa, la actualidad y la historia reciente de España, la cultura y el arte viniendo a nuestro pequeño rincón de La Mancha a ofrecernos su palabra, la experiencia de las grandes personalidades públicas, cuando tenemos que bajar al barro y escuchar las declaraciones incalificables de un concejal provinciano: en 2011 se cortó cualquier colaboración con la Escuela de Ciudadanos, incluyendo el derecho que tiene todo vecino de utilizar las instalaciones públicas, porque este pobre hombre, investido de su pequeño poder, consideraba que los invitados de la Escuela de Ciudadanos estaban “alineados ideológicamente a la izquierda”. Y casi cuatro años después tiene que venir un juez a enmendarle la plana y decirle que “a veces sucede que los integrantes de un partido político olvidan que, cuando les toca gobernar, ya no defienden los intereses de su partido, sino que gobiernan para todos los ciudadanos, sea cual fuere su ideología política”.
Ahora, ya en retirada, el Ayuntamiento de Manzanares acata con la frente baja esta sentencia. Pero en el camino la Escuela de Ciudadanos ha pasado a ser otra cosa: salió de la Biblioteca Municipal para ocupar espacios más amplios, en todos los sentidos: hoy es una acción cívica bien reconocida fuera de nuestra región, una semilla ilustrada en donde antes había demasiado barbecho, un punto de referencia, modesto pero firme, en el panorama cultural de nuestra región.
Es una lástima que entre las buenas gentes que habitan en nuestros pueblos hayamos elegido tantas veces la indiferencia política, social y ciudadana, y hayamos dejado por ello nuestros asuntos públicos en manos de personajes anclados en un provincianismo del que tanto se quejó Antonio Machado hace un siglo.
La España del cincel
En nuestro entorno, en nuestras propias familias, en nuestros negocios, conviven de forma razonable conservadores y liberales, progresistas y tradicionales, ilustrados e iletrados, modernos y anticuados, y algunos que somos un poco de todo eso sin que ello nos invalide para estar en la sociedad, sino todo lo contrario. ¿Por qué, entonces, hemos permitido tantas veces que lleven por ahí el nombre de nuestros pueblos personajes tan rancios?
De nuevo con Machado, confío en que esa “España del cincel y de la maza”, “España de la rabia y de la idea”, está llegando también a las profundidades quijotescas de La Mancha. Desde luego, un aire nuevo está soplando con las primeras horas de la primavera, y parece que viene a conducirse por surcos derechos. Desde el otro lado del mundo lo puedo sentir, y lo espero como agua de mayo. Esta sentencia a favor de la Escuela de Ciudadanos me ha alegrado el día porque es un pequeño triunfo primaveral: abono para estas raíces ilustradas que se mueven bajo nuestra tierra.
(*) Blas Villalta es vocal de la Junta Directiva de la Escuela de Ciudadanos. Profesor Lengua Castellana y Literatura. En la actualidad da clases en un instituto de San Diego (California).
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Excelente artículo.
ResponderEliminarQuitar esa capa de rancio barniz no va a ser tarea sencilla, aunque este hecho pueda considerarse una pequeña victoria.
Larga vida a esta maravillosa iniciativa.