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27 abr 2013

Balance del primer lustro de la EC

Caballero Bonald, en la biblioteca de su casa
Caballero Bonald, premio Cervantes

El mayor galardón de las letras en español, para un Miembro de Honor de la Escuela de Ciudadanos

Entre la treintena de profesores de la EC hay premios nacionales de Poesía, de la Crítica, del Periodismo, del Planeta, del Nadal, del Ortega y Gasset y 12 premios Ondas, entre otros muchos galardones

Hay una miembro de la Real Academia de la Lengua, un rector de Universidad y un vicerrector, cuatro Catedráticos, dos directores de periódicos nacionales, una vocal del CGPJ...

Han sido director general de la UNESCO, vicepresidente de la Comisión Europea, presidente del Congreso de los Diputados, y ministros con Adolfo Suarez,  Felipe González, José María Aznar y  Rodríguez Zapatero


E.C.

El escritor jerezano José Manuel Caballero Bonald ha recibido el máximo galardón de las letras en español, el Premio Cervantes, en un emotivo acto celebrado el pasado 23 de abril en Alcalá de Henares.

Caballero Bonald es una de la treintena de personalidades que han pasado por la Escuela de Ciudadanos (EC) en su primer lustro de vida. Fue precisamente el autor de Descrédito del héroe el encargado de inaugurar el III Curso de la EC el 15 de octubre de 2010.

Discurso íntegro de José Manuel Caballero Bonald al recibir el Premio Cervantes

"Libre nací y en libertad me fundo"

"En un mundo como el que hoy padecemos, asediado de tribulaciones y menosprecios a los derechos humanos, hay que reivindicar los nobles aparejos de la inteligencia, los métodos humanísticos de la razón"

E.C.

Texto íntegro del discurso pronunciado por José Manuel Caballero Bonald en el acto de entrega del Premio Cervantes, que tuvo lugar el 23 de abril de 2013 en el Paraninfo de la Universidad de Alcalá de Henares.

Caballero Bonald es Miembro de honor de la Escuela de Ciudadanos y pronunció la conferencia inaugural del III Curso en octubre de 2010.

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Debo empezar reiterando lo más obvio: que el premio Cervantes me ha deparado la mayor satisfacción recibida en mi ya dilatado trayecto humano y literario. Se trata por supuesto de un motivo de orgullo muy especial y de un honor que va a acompañarme cada día, como un estímulo inagotable, en este ya sobrepasado arrabal de senectud. Tengo que hacerme merecedor de este reconocimiento magnánimo -me he repetido muchas veces-, como convenciéndome de que debía esmerarme para que mi trabajo literario alcanzara una suficiente validez. Sólo así iba a poder equilibrarse lo mucho que recibo con lo poco que ofrezco.